jueves, noviembre 19, 2009

"Tiempos felices, frágil mundo", de Robert Menasse

     La novela (Alianza, 2009) trata sobre Leo Singer, un individuo extraño, solitario, eterno candidato a doctor en filosofía mediante una tesis sobre Hegel y su fenomenología, una obra con pretensiones de cambiar el mundo. Leo es inteligente y muy tonto al mismo tiempo. Una persona que acarrea falta de afecto desde la infancia. Odia a su madre y desprecia a su padre. Carece de amigos.
     En 1965 se encuentra en Viena con Judith y cree enamorarse de ella. Les une su procedencia judía y su infancia en Brasil, a donde regresarán.

     Una obra que cuesta entrar. Cobra fuerza en la segunda parte en la que se descubre la personalidad de Leo, incapacitado para la felicidad y profundamente egoísta, preocupado por la fama, sin escrúpulos para hacer trampas e incluso matar. Lo que Leo necesita es alguien que le motive a escribir, una oyente, una discípula. El anhelo lo estimula. Cuando el anhelo se hace realidad, se paraliza (decepcionado).

     Judith es una mujer fría, con un pasado doloroso cuyo regreso a Leo no acaba de explicarse. Tal vez porque carece de dinero. Por lo menos, cocainómana y todo, es capaz de “escribirle” la tesis a Leo. ¿Por qué y para qué lo hacía?

     Entre ellos no hay amor, ni amistad, ni comunicación, sólo necesidad.

     Una lectura destructiva que no inspira nada positivo del género humano. Lowinger, es otro personaje curioso. Acoge a Leo como a un hijo en Brasil (¿lo es realmente?, ¿qué relación tuvo con su madre?, una historia apenas sugerida), es rico, culto, interesado en el arte, en ejercer de mecenas (porque detrás hay dinero a ganar). Un viejo que lleva su decadencia con dignidad. Las conversaciones con Leo son interesantes, sobre la dictadura brasileña, sobre arte.

     Me ha ocurrido algo raro con esta novela. Mientras la leía era consciente de tener entre mkis manos una obra de calidad, está bien escrita, y al mismo tiempo sabía que iba a olvidarla pronto y no me dejaría huella. Tal vez, por ello, escribo estas líneas
     La historia no responde al título. Si algo no hay en la novela son tiempos felices. Es un libro demoledor.

     Sin embargo, estoy contenta de haberlo leído. Robert Menasse tiene un estilo propio, es un erudito, pero a veces resulta oscuro (quien sabe si lo hace a propósito) o si forma parte de la impostura de sus personajes.