"Llámame Judas"
de Guillermo Galván.
Premio Alfonso VIII de Novela.
Ed. Edaf, 2006,
De Guillermo Galván (Valencia, 1950) había leído dos novelas: Aislinn (2002), una novela histórica y de aventuras y De las cenizas (2004), con una trama complicada en torno a un grupo farmacéutico, en la que no falta acción ni amor. Ambas reflejan el estilo de la literatura de Galván, al que no es ajeno Llámame Judas.
En un primer momento sentí, respecto a Llámame Judas, cierta prevención derivada del título. Me dejé llevar por un prejuicio que me hizo suponer que el autor había sucumbido a la moda surgida tras el Código Da Vinci, que ha supuesto la proliferación de libros sobre Templarios, sábanas santas y misterios escondidos entre catedrales. Una vez leída mis reparos han desaparecido. Llámame Judas tiene atractivos literarios para funcionar al margen de las modas. La trama transcurre en nuestros días, y se encuentra próxima a la novela negra.
Los ingredientes de este género son: un argumento alrededor de un misterio por descubrir que suele incluir algún cadáver, un protagonista narrador que asume la investigación y posee una filosofía propia, un toque de romanticismo irónico, amargura y sentido del humor derivado de una sabiduría cáustica sobre la realidad.
En Llámame Judas, Ángel, un periodista prejubilado y con tiempo disponible, se propone sustituir el periodismo por la literatura. Acudirá a la Biblioteca Nacional a documentarse para escribir una novela, lugar donde picará el anzuelo echado por otra persona, anónima, escondida tras el nombre de Dama de Pcas, inteligente, astuta y que no descubrirá su identidad, para conseguir que se transmute en detective y dedique sus esfuerzos a seguir la pista de otra investigación. Llámame Judas toma la forma de una crónica de los sucesos acaecidos desde entonces.
La historia se remonta a 1949 con el cuerpo de un dominico flotando en las aguas del río Arno en Florencia. Un asesinato silenciado por la prensa. Más tarde, en 1964, aparecerá el cadáver de un anticuario en las aguas de un embalse en España. Todavía ocurrirá un tercer asesinato, el de un restaurador arqueológico, propiciado por las indagaciones de Ángel. Resolver estos enigmas es el juego propuesto por Dama de Picas. La existencia de un documento escrito en arameo, descubierto en 1946, cuyo contenido demostraría que Judas fue un cómplice de Cristo que provocó su propia detención y calvario, sirve el conflicto de intereses que mantendrá en tensión creciente al lector.
Nos encontramos pues ante una novela que añade a las características propias de las de misterio, una invitación a las conjeturas, que cuestiona las "verdades" sobre las que se sostienen ideologías y religiones decisivas en el curso de la Historia, que han encendido pasiones y motivado crímenes. La novela se lee con enorme interés porque Galván escribe bien, sabe dosificar los ritmos y perfila con cariño sus personajes (a destacar el de Araceli Zúñiga, traductora y erudita, y el comisario franquista López Pachón). Además de pasar un buen rato, caerán en el placer de la reflexión libre que, con probabilidad, le conducirá a un análisis de los tiempos que nos toca vivir.
María García-Lliberós
Reseña publicada en POSDATA, suplemento cultural de LEVANTE, el 23.02.07
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